jueves, 17 de noviembre de 2011

aportaciones al Grupo 4. Margarita Villarreal

LÍDERES DE PAPEL

Muchos creen que ser líder es una cuestión de ir primero en una competencia, ser gerente, dirigente, jefe o manejar un proceso. Inclusive otros incluyen a estadistas, jefes de bancadas políticas, jefes de organismos espirituales o religiosos y jóvenes que se destacan en alguna disciplina.

En las últimas décadas hemos sido enseñados a manejar acontecimientos, procedimientos, recursos, tiempo, equipos y personas. Pero en algún lugar a lo largo del camino hemos perdido el énfasis en el liderazgo. Nos olvidamos que mientras el manejo o direccionamiento es importante, el liderazgo es la base que construye y mantiene a las grandes naciones y a las grandes empresas.

Esa es la razón por lo que es tan importante distinguir la diferencia entre dirigir y liderar. Dirigir, gerenciar, gobernar u organizar es trabajar con y por medio de personas y grupos para conseguir determinados objetivos organizacionales, mientras que liderar es influenciar en el comportamiento humano, sin olvidar los objetivos.
El líder tiene que ser un administrador de valores en el cual el conocimiento es su mayor poder. En síntesis, liderar es el arte de administrar el talento de las personas. Es un proceso educativo, que mediante preguntas y no respuestas, busca movilizar a la gente para que acepte el cambio.

Un líder tiene la capacidad de ver la luz, cuando la mayoría está en penumbra. “El liderazgo es el arte de hacer que los demás quieran hacer algo que usted cree que debe hacerse”.

El líder de papel se adapta al mundo, mientras que el verdadero líder intenta adaptar el mundo a sí mismo. Por lo tanto, todo cambio depende de ese líder. A un jefe le dan el poder, un líder lo obtiene solo.

Este maravilloso desafío para nuestra generación, no se enseña por el momento en ninguna Universidad local o extranjera, ni en cursos de liderazgo, hay que buscarlo dentro de nosotros mismos. Quizá en neuronas adormecidas de nuestro cerebro o quizá en nuestro propio corazón.

En síntesis, parece que estuviéramos llenos de líderes en nuestro país. Pero... ¿líderes de qué?

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